Existen en el mercado tres tipos de gasóleo A, B y C con utilidades diferentes cada una de ellos y cuyo uso está regulado por la ley. Conozcámoslos mejor y veamos cómo podemos mejorar su rendimiento.
Gasóleo A: Es el gasóleo de más “calidad”. El gasoil A es adecuado para vehículos de automoción. Está más refinado y contiene aditivos para evitar la solidificación de la parafina a bajas temperaturas y que además aportan una serie de beneficios para el vehículo como son, por ejemplo, reducir el consumo y las emisiones contaminantes, aumentar las prestaciones del motor y proteger la bomba y el sistema de inyección.
Gasoleo B: Es el gasoil que se usa para maquinaria agrícola, pesquera, embarcaciones y vehículos autorizados. Está menos filtrado y contiene más parafina que el gasóleo A, con lo que puede generar problemas en el mantenimiento en coches y motos. Además su uso fuera del ámbito indicado está considerado como un delito de fraude o estafa a la Hacienda Pública ya que se estarían evitando los impuestos estatales a pagar si se tratase de gasóleo A.
Gasoleo C: Es más barato que los otros tipos de gasóleo. El gasóleo C está específicamente concebido para su uso en calderas de calefacción o equipos de producción de calor. Es más, su uso está terminantemente prohibido para coches o embarcaciones. Tiene muchas más impurezas que los gasóleos A y B. Su alto contenido en parafina produce un alto poder calorífico. Está específicamente concebido para proporcionar calor.